La calle Arenal anda un tanto solitaria. Algún precoz
comprador de oro, una cuadrilla rezagada de barrenderos, difusos grupos de dos
o tres. Y nosotros, que emprendemos de algún modo un peculiar viaje —de ida y
vuelta— en el tiempo.
Continuar en CaoCultura
No hay comentarios:
Publicar un comentario