lunes, 26 de octubre de 2009

La ciudad

-¡Maldita sea! -exclamó don Jenaro, el alcalde, dejando caer el teléfono móvil sobre la mesa- Acaban de comunicarme que según la Conferencia Europea de Estadística de Praga, ¡todavía no somos una ciudad!
Los gestos y voces de desaprobación se sucedieron en la sala de reuniones del Ayuntamiento de Aceituno, ocupada para la ocasión por las fuerzas vivas del lugar y una representación de vecinos. El capitán de la Guardia Civil levantó sus casi noventa kilos y preguntó a voz en grito que cuál era la causa de aquel atropello.
-¡Señores! -clamó el alcalde- Según el último censo, que yo mismo di por terminado ayer, somos cuatro mil novecientos noventa y cinco aceitunos. ¡Y no nos considerarán ciudad hasta llegar a la aglomeración humana de cinco mil habitantes!
El alboroto y los silbidos de reprobación subieron de tono por toda la sala. Fue entonces cuando el cura, don Remigio, se incorporó de su asiento, calmó a la concurrencia con sus manos extendidas, y con voz sacerdotal dijo:
-Hermanos, calmaos y escuchad. Hemos de acercar cinco almas benditas a nuestro pueblo, esto es… quiero decir, a nuestra futura ciudad. Les mostraremos las bellezas de Aceituno y les invitaremos a quedarse a vivir entre nosotros.
Tras estas palabras de don Remigio los gestos adustos se convirtieron en sonrisas y los abucheos en una gran ovación.
-¡Yo tengo esas cinco almas! – vociferó un hombre entre los aplausos desde el fondo de la sala.
El silencio se hizo de nuevo y todos se volvieron hacia la puerta de entrada, donde vieron a Tomás, el pocero.
-Son cinco gitanos. Andan rondando por el pozo hace días.
Sin más, y presos de la repentina euforia, todos marcharon en pintoresca procesión hacia el pozo de Tomás, que justo se hallaba a la entrada de Aceituno. Al llegar vieron, efectivamente, a cinco hombres con piel de aceituna sentados bajo un castaño, fumando despreocupadamente.
Fue el alcalde quien se dirigió a ellos soltándoles un improvisado discurso sobre el carácter siempre acogedor de los vecinos de Aceituno, sobre la belleza singular de sus calles y monumentos, de su privilegiado enclave en plena comarca del Olivo, de la vida sosegada de sus habitantes. Les subrayó lo peculiar de la estructura lineal de sus calzadas y paseos, de la forma en U de su plaza Mayor, única en todo el país, de la Casa Consistorial y sus columnas salomónicas, de la Iglesia Parroquial, con su ábside semicilíndrico de sillería, de la Ermita de Cristo, del siglo XVI, y, finalmente, de la famosa estatua dedicada a la aceituna y, por extensión, a todo el país, tal como reza en la placa situada en su base.
-…que ustedes mismos pueden ver, pues la tienen ahí, a diez metros –concluyó don Jenaro.
El grupo de hombres aceitunados había permanecido silencioso durante el relato del alcalde, y ahora hablaban entre ellos en lengua caló, como preguntándose qué era todo aquello.
-¿Pero, qué queréis ustedes? Nosotros no habemos hecho na malo.
Ahora fue don Remigio quien se acercó fraternalmente a ellos y les explicó -cerrándoles un ojo a modo de guiño- las verdaderas ventajas de lo que habían venido a proponerles. Cuando hubo acabado los bendijo a los cinco y se dirigió al alcalde.
-Los papeles -dijo.

Y así, Aceituno se convertiría en muy noble ciudad tras una espera de siglos, y con el tiempo y el paso de los años, en la mayor urbe mundial con población mayoritariamente mestiza y bilingüe de payos y gitanos.

Foto: jose rasero

16 comentarios:

estoy_viva dijo...

Vaya hoy no me voy a la cama sin saber algo nuevo no tenia ni idea de la historia de esta ahora ciudad.
Esto es mejor que hacer una visita turistica sin guia que contemplas los monumentos los admiras pero ni idea quien lo hizo, que sacrificio resultado de tan costosa obra etc.
Con cariño
Mari

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Super interesante. Me gusto la narrativa, y que decir de la historia.
Besos y amor
je

Cris dijo...

:)

Qué chulo, no?
Y dónde está Aceituno?

Verónica dijo...

Oye ... ¿tu sabes si en Aceituno siguen necesitando almas? La mía está un poco escacharrada pero estoy dispuesta a venderla al mejor postor ....

Un beso

Zayi Hernández dijo...

será que si me voy para allá las cosas mejoran???... Buen relato... me encantó la manera de redactarlo y esa elegancia que tuvistes para dejar entrever lo que hace el interés en el ser humano...
Un besito José.

Sue dijo...

La verdad es que yo tampoco tenía idea! Es increíble de lo que se entera una navegando...
Me ha gustado mucho.

Milton dijo...

que bueno José, y que suerte que no eran coreanos!
broma
Saludos!

josé rasero dijo...

Mari la historia es inventada, pero podría ser verdad ¿no?
Besos!!

Gracias sedemiuqse. Saludos (je)

josé rasero dijo...

Cris, en realidad existe, que yo sepa, Canillas del Aceituno (Málaga) y Aceituna, en Extremadura, pero este Aceituno es todo mío, jeje Saludos!!

Bueno, Verónica, le preguntaré a don Remigio, lo mismo...
Besos!!

josé rasero dijo...

El interés lo mueve todo, o casi todo, querida Zayi Besote!!

Sue: es ficción, aunque de alguna forma, ya es realidad también ¿verdad? Besos!

Bienvenido Carlos! No, nada de coreanos (serio) jeje
Saludos!!

Pluma Roja dijo...

Encantada de leerte, me encantó la narración, una historia pereciosa.

Hasta pronto.

Saludos cordiales.

josé rasero dijo...

Me gusta que te guste , Pluma Roja! Saludos!!

Belkis dijo...

Muy buena la historia, original reparto, buen fondo social. Me ha gustado. Un cariñoso saludo

Soledad dijo...

Tu historia se repite cada cuatro años; claro que los "gitanos" a los que intentan captar para engrosar las listas,no sólo les ofrecen las bondades de un pueblo, con el lote, va el trabajo y la dignidad. Una vez cubierto el cupo y conseguido el objetivo, todo se queda en promesas. :-)Saludos

josé rasero dijo...

Gracias Belkis!

Bienvenida María!!

La abuela frescotona dijo...

bella y jocosa historia querido amigo jose, todo sea por el terruño, un abrazo