viernes, 5 de febrero de 2016

"Un ciego con una pistola", de Chester Himes. Tres veces negra


"Si parpadeas una vez, te asaltan – advirtió Coffin Ed al hombre blanco que rondaba de visita por Harlem. 
Si parpadeas dos veces, te matan – añadió Grave Digger, con sequedad".



Negra (hard boiled) por aquello del género (literario).
Negra por sus protagonistas, Ataúd Ed Johnson y Sepulturero  Jones, policías y negros, que sirven al autor para hilar los sucesos que se van desparramando a lo largo de la novela. Ataúd y Sepulturero interrogan, detienen, reparten hostias, coaccionan. Pero su cometido policial parece ser irrelevante. Porque no hay solución a la vista.
Frente al método policial, y al Sistema, Johnson y Jones son la experiencia y la práctica. Ponen en duda las órdenes que reciben y los acontecimientos avalan su actitud. Teoría y realidad. Manual y práctica. Despacho y calle.
Ataúd y Sepulturero han de enfrentarse también a los miembros de su propia raza, para quienes los dos detectives no son sino negros vendidos al poder blanco.
Y Negra como Harlem.
El verdadero protagonista. Retratado con crudeza, a través de sus habitantes, en plenas revueltas de los años 60. El racismo, la desigualdad, el crimen, la injusticia. La novela no te da un respiro. Tal como un ciego disparando con una pistola en el interior de un metro.  Diálogos afilados, ironía, humor (negro). Tremebunda. Fantástica y caótica. Hermosa.