jueves, 30 de julio de 2009

Plaza Topete

Su reclamo es
lo galante de la plaza del color,
la ternura en las lisonjas,
el requiebro juguetón...
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Filigranas de palabras calladas
que dicen su ser
con piropos de mirada.
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Foto: jose rasero

miércoles, 29 de julio de 2009

Síndrome

Siento la necesidad de escribir esto. No sé qué palabras escoger. Ni siquiera sé qué decir, en realidad. La sensación de dolor me abruma a veces demasiado. Pero se pasa. Todo es una locura. Toda esa gente ahí fuera.
El tiempo es algo que ya no vuelve, irrecuperable, que se va entre mis manos. Que se fue. Un reloj de arena que no puedo detener. ¿Para qué preocuparse entonces?
¡Pero qué felicidad hubo! Cuando el mundo era un agua transparente y cálida por la que las cosas sucedían amables, con una lógica que respondía al cumplimiento de los sueños. El sueño de amar. María. Aún la puedo ver azorada entre las sombras de la noche, tras unas rocas de la cala veraniega, en un sur en fuegos artificiales, cuando yo buscaba su desnudez con torpeza, y con torpeza teníamos nuestro primer contacto, acaso nuestro primer te quiero.
Ya digo que la lógica marcaba el devenir de las cosas. Los sueños se hacían realidad ante nosotros, con la naturalidad de lo que tiene que ser, y ya arropábamos en los brazos a Alba, nuestra pequeña.
Mi trabajo en la oficina no me ofrecía más satisfacción personal que la de poder costearnos una vida digna, con una calidad suficiente. No llenaba otro tipo de expectativas. Claro que yo no había deseado otra cosa en todos mis años, ninguna otra posibilidad se abrió paso jamás entre mis sueños.
Tenía todo lo que quería.
Era un sábado de enero y cumplía cuarenta años. Teníamos familia y conocidos como para hacer una celebración en su justa medida. En nuestro pequeño jardín recibí regalos, y comimos y sonreímos desahogados. Los invitados marcharon y María me besó en la boca. Alba se unió a nosotros con su abrazo y su cabeza escondida entre mis piernas. Esa noche permanecí a solas en el jardín antes de ir a la cama. Soy feliz, me dije. Quedé pensando en ello un buen rato. Después volví a hablarme. Pero ya no tengo sueños.
Desde entonces parece que se inició la mudanza. Cuando uno duerme mal no puede conciliar los sueños, se dice. Y en esas andaba yo. No quise preocupar a nadie, y a nadie comenté las nubes grises que se cernían sobre mi ser. En el trabajo nada cambió, si exceptuamos el hecho de que mi rendimiento comenzó a dejar bastante que desear. Vaya expresión. Dejar que desear.

Cuando volvía a casa María siempre preguntaba si ocurría algo y yo siempre respondía que en absoluto. Pero desatendí la ayuda a Alba en sus deberes. Y me sentaba en el sofá, frente al televisor. Aunque no veía los programas. En realidad sólo pensaba una cosa. Ya no tengo sueños. Y eso era lo que rompía la lógica de mi vida.
Pero a la vida le da igual que tú seas un gilipollas sin sueños y sin lógica. Cuánto más a tu superior. Cuantísimo más a tu empresa. Recogí mis cosas sin hacer mucho ruido. Dije adiós sin abrir la boca. Me acerqué a la oficina de empleo y esperé mi turno con paciencia. Más exactamente diría que esperé, sin más. Al salir de allí era un desempleado oficial.
No dije nada en casa, por lo que tuve que ocupar el tiempo de la oficina en algo. Para disimular. Así que vagaba por las calles de la ciudad haciendo tiempo estúpidamente. Tampoco pensaba en buscar trabajo. No deseaba nada. Esa capacidad tan humana se había agotado en mí.
María seguía preocupada, y no tardó en comprender. Los ingresos habían disminuido, claro. Quiso hablar conmigo, pero yo la rehuía. Me avergonzaba ver a Alba. Comencé a no regresar a casa algunas noches.
Primero dormí en pensiones. Después decidí, o más bien, hice. Yo no decido nada. Alquilé un pequeño apartamento bien lejos de Alba y María. Eso era todo. No había más.
Pasaba todo el tiempo allí, bueno, aquí, que es donde estoy, y donde escribo esto. Sólo salgo para comprar. Comida y ropa. Con eso me basto. Llevo cerca de dos meses viviendo así. Y he vuelto a pensarlo. Soy feliz. Aunque no tenga sueños. Es por eso que no entiendo por qué llaman a la puerta con esos golpes. Dicen que son los vecinos, pero he visto tras los visillos que en la calle hay policías, y ahora han llegado los bomberos. ¿Por qué querrán derribar mi puerta? Si soy feliz. Si tengo todo lo que quiero. Comida y ropa.
Por toda la casa.

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Foto: jose rasero

domingo, 26 de julio de 2009

Cuesta de Moyano

Magia, quimera,
un nuevo día.
Fuerza, vida, sueños,
llave de otros mundos,
libros en el misterio,
geografías cálidas
o frías,
humanidad,
sortilegios que iluminan,
espectros en su nostalgia,
imanes de amor,
rutina en la luz,
esperanza celeste...
Cancerbero de las palabras
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Foto: jose rasero

jueves, 23 de julio de 2009

Va por Alfonso

desde la ignorancia,
desde el roce,
desde las risas,
desde el amor que nace de la admiración
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Foto: jose rasero
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(Artículo sobre Alfonso Gamaza: http://ealcina.blogspot.com/)

miércoles, 22 de julio de 2009

...bifurcación,
deleite
de palabras.
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Foto: jose rasero

lunes, 20 de julio de 2009

domingo, 19 de julio de 2009

Amago pasos,

bajo el azul
y blanco.
Tus ojos hablo.
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Foto: jose rasero

jueves, 16 de julio de 2009

Citas

"Lo más hermoso que podemos experimentar es lo misterioso"
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Albert Einstein
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Foto: jose rasero

Citas

"Si te detienes en el camino, hazlo de frente a lo que aún has de andar y de espaldas a lo ya andado"
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Proverbio chino
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Foto: jose rasero

domingo, 12 de julio de 2009

Animados

Pócimas de amor
en mi cuento infantil,
notas de son
en la selva
feliz.
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Foto: jose rasero

sábado, 11 de julio de 2009

martes, 7 de julio de 2009

Mirada

Grúas bravas
torre que observa
océano en llamas
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Foto: jose rasero

miércoles, 1 de julio de 2009

Citas


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"El futuro, o es de todos (países ricos y pobres) o no es de nadie"
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Miguel A. Martín
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Foto: jose rasero