—Seguramente fue aquella tarde que estaba con los chavales cuando comenzó todo. A rondarme la cabeza esta cosa. Son los que trabajan para mí en el taller. Los chavales, digo. Unos pipiolos. Los llamo así porque eso es lo que son, aunque ellos se piensen otra cosa. Estábamos de despedida de uno de ellos, ya ve, en un bar del Paseo. A la anciana ya la había visto yo antes.
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Ilustración de Carmen Benítez Robles
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