La velada había
transcurrido según las más altas expectativas. La cena, sublime, colmada de
exquisitos manjares, tuvo en el puré de coliflor con leche de almendras su
plato estrella, y aconteció al compás armonioso de una conversación diversa,
distinguida, sugestiva, con su pizca de picante, regada por las mejores
cosechas, entre ellas un Rioja Bikandi de la añada 2005, que deleitó a los
cuatro comensales.
2 comentarios:
Es cierto que el que ríe último, ríe mejor. Y qué satisfacción debe de dar, jajaja.
Cuando comenzó la conversación entre los dos caballeros (a propósito elijo el término) pensé en qué civilizadas eran estas dos parejas. Después pensé que no lo eran, en realidad. Y finalmente opino que sí lo son, en el peor sentido de la palabra: el cinismo, la mentira, la hipocresía, el engaño, el ejercicio del poder, la venganza... son parte de lo que nos han constituido como civilización. Las personas que no lo son tanto y que dan rienda suelta a sus emociones son bastante más honestas.
Muy bueno el relato. Ay, qué ganas de conversar sobre él por mucho rato (con un ron, por favor).
La versión de la ilustración que publicas en tu blog me recuerda a los dibujos de Castelao.
Besos no civilizados
Muchas gracias, amiga, por tus atinados comentarios.
Besos tardíos ;)
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