Muchos recordaréis la anécdota del Premio Nobel de Literatura don Camilo José Cela, Senador por designación real en las primeras Cortes Democráticas, cuando, en medio de una aburrida sesión parlamentaria (¿es esto un pleonasmo?), el también Senador e hijo de dios don Lluis María Xirinacs, al ver al insigne literato dando cabezadas, le demandó:
-¿Está usted dormido?
-No, Monseñor, no estoy dormido, estoy durmiendo.
-¿Es lo mismo, no? -inquirió Mosén.
-No, son cosas distintas -explicó a Xirinacs el Nobel-, de la misma manera que no es lo mismo estar jodido, que estar jodiendo.
Cuesta pensar que a la señora Fabra le den Nobel alguno por causa o motivo que se nos alcance aunque, eso sí, va por buen camino si pone sus miras en prebendas y relaciones con Monseñores, corruptos y prosapia parecida. Es sabido que su señor padre es habitual de los milagros navideños (a la par que de las también milagrosas prescripciones de sus múltiples delitos) y ella ha saltado finalmente a la fama, con mucha red de por medio, por querer hacer malabarismos lingüísticos milagreros para los que, salta a la red, digo a la vista, no está preparada.
Mas la intención es lo que cuenta, que diría Monseñor.
Pasando por alto el hecho de que insultar a los políticos de la bancada de enfrente es hacerlo a los millones de españolitos que votaron al partido de esa bancada (y por lo tanto algo muy grave) llama mucho la atención que la diputada por la ciudad del aeropuerto fantasma cayera en tamaños errores gramaticales (doy por supuesto que sus señorías están lo suficientemente preparados para hacer correcto uso de nuestra lengua común, je): confundir plurales con singulares, no distinguir con justo tino al receptor de sus exabruptos comunicativos (cosa que hasta un alumno medio aplicado de nuestra querida ESO domina a la perfección, ja) hasta el delirio de casi querer hacernos creer que sus palabras eran pura justicia poética y que el infierno, en definitiva, son los otros, y a otra cosa.
Todo esto me lleva a concluir que esta muy señora de su gran padre sabe distinguir perfectamente la jodienda de lo jodido, a aquellos que van a ser jodidos de los que, como ella misma, aplauden a rabiar cuando están jodiendo y que incluso comprende con diáfana y diputada claridad las distintas acepciones del jodido verbo joder. La pena -para ella- es que tras siete meses de silencio cartujo y espartana disciplina de partido (habiendo cobrado ¿lo correspondiente o lo correspondido?) decidiera mostrar al Pleno su desconocida y brillante retórica parlamentaria.
Ah, y, sobre todo, que no cayera en que ¡son las cámaras, imbécil!, como seguramente le habría explicitado don Camilo José.
Aprovecho para demandar la dimisión de esta señora y para invitaros a firmar idéntica petición en este enlace.
9 comentarios:
La Fabra no tiene bragaas?
No estoy de acuerdo. (en lo de llamarla señora)
Lo he usado en su acepción de mujer casada...
Un abrazo
Opino como De Cenizas, lo de señora le viene muuuyyyyyyyyyy grande.
Bss.
Vaaaale... ¿La llamamos 'seño'?
Besos Mar
Dejémoslo en individua. :)
Dejémosla
Lo de esta tía ha quedado impune, pero arrieros somos.....
Sí señor...
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