En el televisor voceaban y se escupían vísceras los personajes catódicos, cuyo estrépito servía ahora como simple rumor de fondo, pues todos en la habitación se arremolinaban, ignorando y dando la espalda al necio artefacto, alrededor del viejo sofá de escay, envolviendo y prestando su completa atención a algo, o a alguien.
Badián recién llegaba desde su habitación y aún hacía esfuerzos por salir de los laberintos oníricos en los que se había perdido durante unas cuatro horas.
Restregándose los ojos para hacerse a la luz de la realidad, lo primero a que se enfrentaron éstos de forma muy precisa fue al espectáculo demoledor de las piernas de Rubí, vistas por atrás, lo que le supuso, de forma inquietantemente circular, como regresar a los delirios del sueño.
Arremolinada como se hallaba también ella hacia el ajado sofá, asomada levemente hacia adelante, sus breves faldas mostraban exactamente al límite el fin de sus muslos y Badián se sintió ante tal visión del todo vital, fresco y despejado, y al tiempo, sumido prodigiosamente en el bucle de sus quiméricas e íntimas ensoñaciones.
Se acercó entonces al semicircular grupo y, situándose junto a las veneradas y evocadas extremidades, pudo ver la cabeza rapada de Zoe, sentado con desparpajo en el desvencijado sofá, con un cigarrillo apagado en una mano y una sonrisa esplendorosa en su rostro.
Se disponía a realizar un juego de magia.
Antes de nada pidió a Rubí que sellase con su carmín la boquilla de aquel cigarro, cosa que ella aprovechó para marcarse una divertida imitación de los gestos faciales de Marilyn, al tiempo que entonaba los compases del happy birthday, recibido todo ello con el previsible entusiasmo de la concurrencia.
Apremiada por el mago impaciente la Monroe le devolvió el pitillo marcado.
Apremiada por el mago impaciente la Monroe le devolvió el pitillo marcado.
Un inspirado Zoe, cuyas figuras satánicas parecían danzar levemente por sus brazos, al compás de músculos y tendones, introdujo entonces, ante el creciente asombro de todos, el cigarrillo ducados por su ribeteada oreja derecha, lentamente, hasta hacerlo desaparecer en su interior.
Abrió cuan grandes eran ambas manos mostrando el vacío en ellas y, a continuación, extrajo con igual lentitud del orificio izquierdo de su nariz de aretes dorados aquel mismo cigarro con los labios impresos de Rubí.
Abrió cuan grandes eran ambas manos mostrando el vacío en ellas y, a continuación, extrajo con igual lentitud del orificio izquierdo de su nariz de aretes dorados aquel mismo cigarro con los labios impresos de Rubí.
A un silencio sepulcral prosiguió la explosión sonora y el estrépito de unos aplausos compactos, acompañados de vítores y silbidos varios.
Badián, aunque atento a todo el espectáculo, permanecía trabado en una especie de trance hipnótico, absorbido por los aromas que fluían etéreos de los cabellos de Rubí, a la que casi rozaba.
*: para facilitar la lectura, e ir desde el principio hasta lo último publicado, a la derecha tenéis un enlace en el que podréis leer, releer, subir o bajar con mayor facilidad. Haced clic sobre la imagen justo encima de: "Donde se cuentan las ocurrencias..."
Foto: jose rasero
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7 comentarios:
Si todo lo publicado es como este capítulo, me voy corriendo a leerlos. No sé de qué va, pero tu forma de escribir engancha.
Un abrazo
Levantarse de una siesta, y encontrarse con el contorno de dos piernas perfectas... no hay truco de magia que distraiga!
voy leyendo conforme lo publicas. Se pone interesante. Aunque siempre está interesante. Como que los días de Badián no pasan por gusto.
Saludos cordiales,
Un placer leerte.
Creo que Rubí ignotiza mas que cualquier magina.
Genial
Un beso
Es imposible salirse de este juego. de este juego que empezó al momento que comenzaste a publicar esta historia.
Nuevamente te felicito.
Cariños!
José,lo leeré con más calma.
Un abrazo
Pues si que se pone interesante el relato. Definitivamente Badian está prendado de Rubi y esta disfruta con la situación. La verdad es que se lo pasan bien entre bromas, trucos de magia, enamoramientos y demás. Seguiremos esperando el desenlace con muchas ganas.
Un fuerte
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