lunes, 22 de marzo de 2010

21 - De sueños y proyectos de vida





Había sido un día excesivo. Las emociones se  fueron filtrando en su interior gota a gota, en pequeñas dosis, como si tal cosa, y ahora pesaban como plomo en su ánimo.
De igual manera no pocos acontecimientos se habían ido sucediendo, a cual más sorprendente, enrevesado, o ambas cosas a un tiempo, y de pronto se descubrió a sí mismo saturado.
Harto, pensó.
Entonces, aturdido y absorto, hasta el punto de ni siquiera decir adiós a los demás comensales -quienes por otra parte no le prestaron mayor atención, vigilantes como andaban del jurídico sermón de don Jenaro- se levantó, recogió sus cosas -deshaciéndose, esta vez sí, sin interferencias, de la pastilla suministrada- y se encaminó por los sombríos pasillos de la clínica hacia la habitación número diez.
Sus pensamientos, siempre en continua agitación, incluso en el agotamiento, lo arrastraron a recordar que el día siguiente era el de la cita con la doctora Bermejo, algo en lo que no tenía la menor disposición en detenerse a reflexionar. Todo a su tiempo.
Necesitaba no discurrir, rumiar, cavilar, meditar, repasar, especular...
No más por hoy.
Desconectar, olvidar, postergar, eran los verbos a perseguir.
Quedar en blanco.
Echó en falta, entonces sí, no haber tomado por la mañana algún libro en el que anegar sus pensamientos desbocados.
Con esta idea se pasó un instante por la sala del televisor y recogió de los anaqueles un par de revistas del corazón.
Una vez en la habitación número diez se despojó de las botas, que puso bajo la cama, y de los vaqueros, que lanzó sobre la silla, y se tumbó sobre el catre.
Abrió una de las revistas couché por las páginas de pasatiempos y tras dudar brevemente entre el de las siete diferencias y un crucigrama se decidió al fin por éste último.
Convertir definiciones en palabras le ayudaría a dejar de lado toda cavilación propia y potencialmente insensata, por una parte, y a que las ganas de dormir le fueran venciendo, por la otra.
Uno horizontal. Palabra de seis letras, leyó. Dícese del procedimiento de pintar paredes y techos mecánicamente, de modo que se produzca un relieve en forma de pequeñas gotas…

Al amanecer despertó con un sueño incrustado en su mente. Rubí y él escapaban en el Ford Fiesta hacia no importaba dónde. Él observaba indistintamente maravillado las manos de ella aferradas al volante y un horizonte limpio y azul que se abría inmenso ante ellos. El coche hacía un ruido como de helicóptero. Y Laslo quedaba atrás, reflejado en el retrovisor, confundido entre las tinieblas de un paisaje desértico, mientras ellos, efectivamente, alzaban el vuelo en un aparato de hélices giratorias…
Enjuagándose el rostro de sus desvelos frente al espejo pensó que había soñado un deseo.
Un deseo no sexual.
Lo que era algo no habitual en él, acostumbrado a que las fantasías eróticas, los laberintos sin salida posible o las situaciones angustiosas en las que era incapaz de gritar conformasen su limitado repertorio onírico.
Más que un deseo, se dijo asombrado.
Un proyecto de vida.
También tuvo presente con cierta turbación que era la primera vez que se exponía ante sí mismo y de tal manera esas cosas.
Esa cosa.
La vida.
Junto a aquella chica.
A pesar de.
Nunca antes había estado enamorado. Ni de lejos sabía qué era eso. No había pensado jamás en el futuro.
-En el futuro como proyecto de vida -explicó para sí- no como pensar en qué cosa hacer mañana...
Ir a Cádiz no era un proyecto de vida. Era una huída. A su amigo Cúter no lo había vuelto a ver desde los ocho años, diciéndole adiós con una mano desde un talgo Barcelona-Cádiz en Les Sants.
Recordó que un par de torpes escarceos carnales eran su único bagaje en ese terreno. En ese que tenía que ver con el amor.
Así que, se dijo, aquello debía ser. Con aquello se refería no más que a contemplar a una joven, conocer su desafinado cantar, observar con embeleso de babas caídas sus extraños contoneos, sentirse atraído. Físicamente.
Eso.
Tras la ducha se encaminó al desayuno con este revoltijo de ideas palpitando, creciendo como larvas, revolviéndose y chocando unas contra otras en su mente.
Al llegar a la sala sólo Laslo y Rubí estaban a la mesa, mientras se podía escuchar a una de las enfermeras llamando a los perezosos por los pasillos.
-Siéntate con nosotros –dijo un sonriente Laslo.


*: para facilitar la lectura, e ir desde el principio hasta lo último publicado, a la derecha tenéis un enlace en el que podréis leer, releer, subir o bajar con mayor facilidad. Haced clic sobre la imagen justo encima de: "Donde se cuentan las ocurrencias..."
Foto: jose rasero

13 comentarios:

Mar dijo...

Tendré que leer las entregas que le preceden para encajarlo. Así, de pronto, algo descolocada ando.

Saludos

Agustín Molina dijo...

Los sueños se hacen realidad, o son anticipatorios de lo que ocurrirá?
Era el deseo de Badián? O el de los demás?
Nunca supe si Badián era o se hacía... pero si cuando no toma la pastillita tiene esos sueños... amigo!
Qué bueno se está poniendo esto!!

Laura dijo...

Opino lo mismo que mar!
Ando perdidísima jajaja
Pero lo que he leido me gusta, sí señor.
Por cierto, no se te escapa ni una eh!
Cortázar, cadáveres exquisitos... :)

Muuuuuuuuuá Jose!

Mtx dijo...

Como cuestan esos dias en los que los acontecimientos nos pueden, y si encima sabes que el sueño ya algo te advirtio. pensar en el futuro se hace cuesta arriba.
besos

Felipe Medina dijo...

Una nueva entrega con una prosa rica y muy descriptiva

Saludos

Unknown dijo...

CUANDO TERMINES ESTA HISTORIA, TENDRÁS QUE DARNOS OTRA MÁS ALEGRE, PORQUE ESTA ME ANGUSTIA MUCHO.
UN BESITO.

Zayi Hernández dijo...

Me gusta la manera que tienes de relatar el mundo interior de cada personaje, lo haces con una maestría increible...no dejas detalle suelto... crucigramas...¿ a quién se le ocurre ?? y sin embargo es tan usual en el día a día. Siempre me han gustado los personajes de pueblo, los arrogantes, los petulantes, los perdedores...no sabría cómo crear a un hombre común, pero usted, maestro, lo ha hecho tan de carne y hueso, que me huele a Varon Dandy.
Un besito.

María Albertí dijo...

Chico, haces malabarismos con las palabras. Disfruto mucho, gracias.

josé rasero dijo...

Muchííísimas gracias a tod@s por vuestras palabras!!!

(Reme, esta va pa largo...)

Belkis dijo...

El porvenir es un lugar cómodo para colocar los sueños, porque no darles calor. Me parece que nuestro amigo va por buen camino en busca de lo deseado. A ver como sigue el desarrollo de la historia.
Un abrazo Jose

Cris dijo...

A él también le ha llegado la primavera...

(Beso)

Bruni, Carla, ¡¡of course!! dijo...

Pues si, mejor empiezo desde el principio

¿¿Como estaaaasssssss????

UN beso pluma con patas

Soledad Arrieta dijo...

José, José... No dejás de deslumbrarme con tu prosa.
Cuando esté terminado, con tu permiso, lo voy a imprimir para leerlo todo de corrido y en papel. Está muy bueno leerlo así, pero una leída final todo junto vendría muy bien.

Un beso grande!