martes, 5 de enero de 2010

10 - Ángel de la guarda


Todos llamaban así a este abogado de unos cincuenta años, de semblante serio y aspecto impoluto, que lo había sido de renombre hasta que su afición excesiva a las mujeres y a las copas comenzó a ser conocida por todo Sevilla, incluidos sus afamados clientes.
Ahora pasaba temporadas en la clínica, y, cuando regresaba al mundo exterior, regentaba junto a su nueva compañera -pues el escándalo lo había conducido sin remedio a un tortuoso divorcio- un local de alterne al que llevaba también los asuntos administrativos.

-Un placer –dijo don Jenaro, acercando una mano extendida a Badián, que la estrechó con fuerza- Espero sea de su agrado la estancia en nuestro hogar –concluyó, amable desde su impecable traje, esbozando una leve sonrisa.
-¡Pásame la sal! –resonó entonces la voz rota del Tasca, que presidía la mesa.
Curiosamente era el Tasca uno de los más comedidos al hablar de sí mismo, y cuando lo hacía era difícil discernir entre lo real y lo fantástico.
De él se decía –según oiría Badián más adelante- que se había pasado cinco años sin probar una gota de alcohol, y que había recaído brutalmente hacía unos seis meses, por un turbio asunto de faldas.
Al coger el tarrito de la sal vio Badián, llegando desde la otra mesa, a la enfermera escasa en melanina, que traía en sus manos unos vasitos de plástico con el nombre de cada paciente escrito en él. El suyo aún permanecía innominado, observó. Cuando la enfermera lo colocó en la mesa delante de él pudo ver que dentro albergaba tres pastillas.
-¿Qué es esto? –preguntó sin pensarlo.
-Tómalas –dijo secamente la enfermera, regresando a la mesa de la intendencia.
-Déjame ver –terció el Tasca, echando un vistazo a las pastillas destinadas a Badián.
-La blanca pequeñita es para los nervios, para el mono, ¿sabes?, esa de dos colores hará que no te me pongas triste, y la más gorda es para que no se te ocurra beber ni una gota, guapo –explicó, soltando tras sus palabras una tremenda y agrietada carcajada.
Badián no supo qué hacer al pronto, y prosiguió su almuerzo como si nada. Pero apenas tardaría segundos en decidir simular que tomaba aquellas pastillas, sin hacerlo.
Creyó sin dudas que era lo más conveniente, pues en realidad no las necesitaba. Pensó entonces mantenerlas bajo la lengua, y deshacerse de ellas discretamente en cuanto hubiese ocasión.
Hizo lo primero sin dificultad, pero un inesperado y seco golpe del Tasca en pleno centro de su espalda -mientras con su otra gran mano rugosa le taponaba la boca- consiguió que las pastillas se encaminaran sin remedio hacia su estómago.
-¡Venga, cabrón, que a mí no me la das, joder! ¡Aquí voy a ser yo tu angelito de la guarda, bellezón! ¡Tú aquí te curas! ¡Por mis muertos! –exclamó aquel, realizando al tiempo un sonoro gesto de juramento.
Badián quedó perplejo, con el rostro demudado, clavando sus ojos con una mezcla de ira y temor en los del Tasca.
-Ya se te pasará. Anda, termínate eso –dijo éste, levantándose de la mesa.
Badián permaneció entonces en silencio y, durante unos instantes, se mantuvo quedo, como ido.
Al fin terminó con prisas su ración y, tal como vio hacer a los demás, echó las sobras en un cubo, puso el plato y los cubiertos en el interior de una palangana que estaba sobre el mueble, y de una fuente con frutas cogió una manzana.
Salió de allí mordisqueando, dispuesto a olvidar el incidente de las pastillas y a dar un paseo esclarecedor por el edificio


*: para facilitar la lectura, e ir desde el principio hasta lo último publicado, a la derecha tenéis un enlace en el que podréis leer, releer, subir o bajar con mayor facilidad. Haced clic sobre la imagen justo encima de: "Donde se cuentan las ocurrencias..."

.Foto: jose rasero

24 comentarios:

Soledad Arrieta dijo...

Recién me fui a releer el cap anterior y al terminarlo me encontré con tu respuesta a mi comentario, la verdad es que es muy admirable que esto así, en serie, sea una construcción espontánea y que lo vayas publicando como sale, sin miedo a que no puedas enganchar el próximo (por supuesto que hacés evidente que la habilidad no te falta).
Bueno, la verdad es que lo hacés demasiado bien. Te admiro muchísimo José.
Muchos cariños!

Pluma Roja dijo...

Bueno, retomo la lectura de Badian, no he perdido el hilo. Sigue en el mismo lugar. Seguiré leyendo hasta el final.

No sabía que era una serie en construcción. Pensé que era una novela o algo así.

Mayor mérito.

Un placer leerte,

hasta pronto, regresaré siempre

Mtx dijo...

Ayer me preguntaba cuanto tardaría en volver a leer sobre Babián y el Tasca. Y hoy me encontré con la grata sorpresa.
Suerte la de Babián de tener un amigo, aunque le pese, como el Tasca. Aunque quien sabe con qué nos sorprenderás ¿no?

ARIADNA dijo...

mmmm... me quedo con ganas de seguir leyendo.......
un abrazo

Poeta Carlos Gargallo dijo...

Estimado José, he dado con tu blog por casualidad, y quiero que sepas que lo que he leido me ha encantado. Si esto lo juntamos con que eres de Cádiz, ciudad y tierra donde mi padre nació y toda su familia (más concretamente en el barrio de Santa María), me hace doblemente felíz, un abrazo.

Tempus fugit dijo...

Es que los ángeles de la guarda saben más por viejos que por ángeles....

un abrazo, sin pastillas... ¿vale?

Sue dijo...

Genial pero...¿un abogado impoluto? no cuela :) Me ha encantado. Sigue construyendo, por fi.

Saludos!

Bruni, Carla, ¡¡of course!! dijo...

Pues yo de Babian no recuerdo mucho, así que me tengo que poner al día hombre ya!!!

Y si, he flipado con el relojito!!! mola!!!

MUAAAAAKKK!!

Agustín Molina dijo...

Como siempre, josé... la historia de Badián es atrapante!! Hasta dónde llegará???
Aquí nos quedamos, esperando por más.

josé rasero dijo...

Gracias, Sol. Es un enorme placer que me sigas.

Besos!!

josé rasero dijo...

Bueno, Pluma Roja, esto "pretende" llegar a ser una novela (no sé si corta o larga) y en ello estamos.

Un gusto que me leas. Besos!!

josé rasero dijo...

Mtx. Es una enorme alegría ver tu interés. Intentaré estar a la altura.
Un besote!!

josé rasero dijo...

Gracias Ariadna. Besos!!

josé rasero dijo...

Bienvenido poeta Carlos Gargallo!! Un honor tus palabras, y una gran alegría por las coincidencias geográficas.

Saludos!!

josé rasero dijo...

Claro que vale, DC. Y dos abrazos, y tres...

josé rasero dijo...

Sue: la apariencia de los abogados suele ser impoluta, ¿no? Vamos, que suelen ir arregladitos, vaya. Otra cosas es si por dentro son impolutos o no...

Sigo construyendo... Un beso!!

josé rasero dijo...

Carla, mi locuela: si quieres ponerte al día tienes un enlace justo debajo de la entrada...
A que mola el reloj ¿verdad?

Besote!!

josé rasero dijo...

Un honor tenerte como lector, Agustín!

Saludos!!

Belkis dijo...

Interesante el curso que va tomando la historia de Badian, el Tasca. Siempre hay un ángel de la guarda pululando en derredor con buenas intenciones. Esta historia promete José.
Un gran abrazo y espero la continuación con ganas.

josé rasero dijo...

A ver si resulta que este ángel nos viene disfrazado...

Saludos, Belkis!!

Pluma Roja dijo...

Creo que esto de Badian irá para largo, y cuando menos lo sintamos ¡Un final sorpresivo!. Pues yo creí que era novela que ponías por partes. No pierdo el hilo y vengo leyendo desde un principio.

Placer leerte,

Hasta pronto, un abrazo.

josé rasero dijo...

Un gran abrazo, Pluma Roja!!

RAIN dijo...

Necesito de un angel de la guarda urgente necesito un milagro o algo parecido necesito ir a domir buenas noches

josé rasero dijo...

Buenas noches, Rain! Para lo que quieras, cuenta conmigo...