domingo, 12 de abril de 2009

Casi ayer

Ayer.
En el pasado.
Casi ayer.
Yo atesoraba un ánimo cálido, un aliento
que abrazaba
en noches frías.
Lo mantenía a buen recaudo.
Recordad, era mi tesoro más preciado.
Lo preservaba -vaya intento- de aires tóxicos,
de esas esquinas que ofrecen ecos y confunden,
de los espejos del callejón,
y de los gatos también. Algunos arañan.
Ya véis, iluso, lo resguardaba de retintines resbaladizos
y arriesgados -esos abismos-,
de lo frágil de mis meandros
en las riadas
cotidianas y rutinarias.
Imaginad entonces cuán loco intentaba conservarlo
en las avenidas inesperadas,
en esos desbordamientos súbitos y atroces.
Tan delicado.
Ayer.
En el pasado.
Casi ayer.
Yo poseía una certeza -vaya creencia-
adormilada junto a mí los atardeceres.
Tan próxima.
Nos alimentábamos con una infusión cálida.
Y reíamos.
En el pasado.
Casi ayer.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

hola!! que preciosas palabras nos dedicas hoy. Son muy bonitas!! Gracias por tu comentario, besitoss!!

Chu dijo...

Es un precioso poema, Jose, te felicito.
Creo que sería estupendo si después del paso del tiempo y a pesar de los desenlaces no deseados, mantuviésemos la inocencia de creer en algo o en alguién, que todavía es posible y se puede comenzar de nuevo y nos ilusionásemos como si fuera la primera vez.
Un saludo

Pilar dijo...

Como ves, me paso a visitarte, me gusta lo que leo y seguiré haciendolo. Gracias por tus palabras.
Besos

josé rasero dijo...

Chiquillas, que me dejáis alelao con tanto halago. Claro que bien es cierto que nutren un montón, los halagos. ¡Un beso y nos seguimos la pista!