lunes, 23 de marzo de 2009

-La casa-


Hablo, escucho y vuelvo a andar,
no suena el teléfono y nace una incógnita
que no dice nada.
Apago el sofá
y la incógnita me habla: nada,
dice.
La calle también guarda silencio
aunque atravesada de sonidos
puntuales que van
por ahí.
El agua
fría, difícil,
larga y tendida
me humedece.

Ahora el balcón sí habla:
dice flores, urbe, gentes,
a bocanadas llenas lo dice.
Y yo, húmedo, escucho y vuelvo a andar,
ya sin teléfono, ni nada
que diga incógnitas,
ya sin sofá, sin habla,
sin dice.

Sin agua, sin fría, sin difícil.

No hay comentarios: